Se calcula que existen en la actualidad unas 10.000 plataformas offshore en todo el mundo.
Podemos imaginarlas como un continente propio, que altera sustancialmente alguno de nuestros más básicos preceptos: la seguridad de la madre tierra, la protección ante el capricho de los elementos, la facilidad de comunicación, la huida, las fronteras imprecisas, la indefinición del lugar.
Mundos que nos han llevado a imaginar algunas utopías desligadas de la civilización convencional terrestre, amparadas en un marco legal difuso, casi pirata, en aguas internacionales.
Mundos donde la vida depende de nuestra confianza en la tecnología, que pasa casi a ocupar un lugar entre las deidades.
La tecnología lo es todo: desde el proceso de construcción, siempre en seco, a las conexiones con el mundo “real” tanto físicas, personales, como las telecomunicaciones, la casi necesaria autosuficiencia energética, sanitaria, etc….
En este curso hemos partido desde tierra firme, anclados a las entrañas de la tierra, hemos partido hacia la frontera entre la tierra y el mar, y ahora nos ubicamos en la frontera entre el mar y el cielo.
Imaginaremos un lugar idílico, un resort de vacaciones en una plataforma offshore en el golfo de Méjico.
Nos alimentaremos de referencias como la Atlántida de Prada Poole, el proyecto Tritón de Fuller, y muchas otras.
En el último trabajo del curso, nos trasladaremos a París. Allí, en el entorno del sector de la Defense, buscaremos un lugar para desarrollar una infraestructura híbrida vertical.
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